Algunos días, la mesa de la cocina se usa para picar algo rápido. Otros, es el centro de todo: proyectos grupales, cumpleaños, confidencias hasta la madrugada. El taburete IBBARBO siempre está preparado, perfectamente apilado hasta que llegan los invitados. Con su diseño de tres patas, nunca se tambalea, ni siquiera en superficies irregulares. Porque, en un hogar compartido, la flexibilidad no es un lujo: es una cuestión de supervivencia.
Un diseño bien pensado que lo integra todo. La alfombra en blanco hueso conecta la zona de comedor con la cocina de efecto roble de manera sutil para aportar una sensación de fluidez entre la cocina y el comedor. La mesa y las sillas blancas hacen que el espacio parezca más abierto y luminoso, mientras que las plantas aportan calidez. Un espacio bien planificado facilita la vida en hogares pequeños y demuestra que el tamaño no es una limitación, sino una oportunidad para optar por soluciones prácticas.