De la República Democrática del Congo a Ruanda – Conoce a Clementine
Me llamo Clementine. Soy una refugiada congolesa de 40 años y vivo en Mugombwa, Ruanda. Llegué a Ruanda en 2013 con mis hijos.

Mi viaje desde la República Democrática del Congo fue difícil.
Cuando estalló la guerra, estaba en Kivu del Norte, en el pueblo de Bicanga. Teníamos una casa y una granja con ocho vacas, entre otras cosas. Tuvimos que huir porque un grupo de personas de una etnia diferente quemaron nuestra casa y saquearon todas nuestras pertenencias.
Caminamos por el bosque de Kirorirwe y luego cogimos el transporte público hasta Goma (la parte oriental de la República Democrática del Congo). Caminamos de Goma a la frontera con Ruanda y recibimos una cálida bienvenida en el centro de recepción en el lado de Ruanda.
Nos mudamos al centro de recepción de Nkamira. Desde allí, nos trasladaron al campo de refugiados de Mugombwa
Crédito: © ACNUR/Samuel Otieno
Trabajar como agricultora significa mucho para mí. Es un camino hacia la autosuficiencia y una oportunidad para alimentar a mi familia y satisfacer sus necesidades básicas.»
ClementineAgricultora y emprendedora
En Ruanda, me han animado a ser autosuficiente y ayudar a que otras mujeres vulnerables del campamento se conviertan en agricultoras expertas para cultivar más cosechas y preservar nuestra forma de vida. Y tenemos una buena relación con la comunidad de acogida, con quienes colaboramos en actividades de subsistencia.
El cultivo no produce lo suficiente debido al tamaño del terreno, así que lo que gano es un complemento a la ayuda que recibo de ACNUR. Por ejemplo, nos ayuda a hacernos con ropa y calzado.
Actualmente, no solo soy agricultora. ACNUR me ha dado formación en diferentes áreas, como el desarrollo y la gestión de proyectos. Así que también gano dinero a través de una pequeña tienda que tengo. Vendemos arroz, harina de maíz, azúcar, sal, alubias, aceite y harina de mandioca.
Gracias a ACNUR aprendí a desarrollar mi negocio y mejorar mis habilidades.»
ClementineAgricultora y emprendedora
Crédito: © ACNUR/Samuel Otieno
Ruanda significa mucho para mí; es mi segundo hogar. Tenemos comida en la mesa, puedo satisfacer las necesidades de mis hijos, podemos dormir sin preocuparnos por nuestra seguridad, sin grupos armados ni disparos, y mis hijos tienen acceso a la educación. También tenemos acceso a atención médica gratuita.»
ClementineAgricultora y emprendedora
Cuando pienso en la República Democrática del Congo, lo que más echo de menos es a mis vecinos. Teníamos una vida feliz juntos y compartíamos la poca comida que teníamos, que solía ser leche de vaca, patatas y alubias. También echo de menos mi cultura y la forma en que ordeñábamos juntos a nuestras vacas.
¿Qué significa "hogar" para mí? Es un lugar donde tengo muchas oportunidades para hacer algo por mi familia, tener suficiente tierra para producir, interactuar con mi ganado y vivir una vida relajada.
Hogar también significa un lugar donde las personas pueden cultivar su propia tierra y vivir como ciudadanos, donde pueden acceder libremente a los servicios y apoyarse mutuamente.
Crédito: © ACNUR/Samuel Otieno
Una vida difícil puede hacer que me supere y avance sin falta, y que solicite un préstamo a los grupos de ahorro.»
ClementineAgricultora y emprendedora
Cuando imagino el futuro, me veo a mí misma participando en actividades de ganadería más grandes donde pueda tener vacas. Tengo la motivación necesaria para ser una empresaria capaz de apoyar, alimentar y educar a sus hijos, y para convertirme en emprendedora.
En lo que se refiere a mis hijos, quiero enviarlos a la escuela para que puedan continuar sus estudios, luchar por su crecimiento y luego planificar su futuro.
Crédito: © ACNUR/Samuel Otieno
Quiero que se reconozca que los refugiados, como cualquier otra persona, tienen conocimientos, habilidades y capacidades. En concreto, las mujeres refugiadas son madres con mucho talento, como la agricultura, la financiación agrícola y el liderazgo.»
ClementineAgricultora y emprendedora
Me gustaría que se comprenda que, una vez que los refugiados se vuelven autosuficientes, pueden contribuir al crecimiento nacional.
Si tuviera que aconsejar a otros refugiados, les diría que deben esforzarse por convertirse en autosuficientes, aprender a ahorrar y encontrar oportunidades en función de su talento y sus competencias.
Los refugiados no tienen que depender de la ayuda humanitaria proporcionada por ACNUR y sus socios: tenemos que administrar bien lo poco que tenemos y ahorrar para el futuro.
Crédito de todas las fotos de esta historia: © ACNUR/Samuel Otieno