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Cómo decorar el dormitorio para descansar mejor

¿Existe una habitación perfecta para dormir bien? La respuesta es ‘¡claro que sí!’ y, es más, puedes aprender a crearla en tu casa con un par de consejos la mar de sencillos. 

Gracias a nuestra experiencia en hogares y descanso, así como a nuestra colaboración especial con la Sociedad Española del Sueño, hemos logrado determinar de forma fácil y práctica cuáles son las claves para crear la habitación perfecta para dormir bien. 

El sueño ya no es ningún misterio para nosotros y, por eso, queremos enseñarte a decorar y distribuir un dormitorio que se ajuste a tus necesidades para que, de una vez por todas, descanses como te mereces. 

No te preocupes por las dimensiones de tu cuarto o de tu postura al dormir, te lo explicamos todo al detalle para que no se te escape ni el más mínimo detalle.

10 factores que influyen en la calidad del sueño

Nuesto objetivo está claro: queremos dormir de la manera más saludable posible. Para lograrlo, debemos ser conscientes de cuáles son los elementos que condicionan la calidad del sueño nocturno en un dormitorio. 

Gracias a la colaboración con la Sociedad Española del Sueño, hemos podido determinar los factores que intervienen a la hora de dormir bien cada noche. Estos mismos son los que determinan, en gran medida, la energía, la salud e, incluso, la felicidad con la que nos despertaremos al día siguiente. 

Descúbrelos todos en el siguiente listado y ve tachando de la lista los que ya tengas aplicados en tu habitación. Te damos la bienvenida a los mejores secretos para crear la habitación del sueño perfecta.

1. El colchón

Empezamos por el componente principal para dormir bien, el colchón. Y es que no debemos subestimar la importancia de tener un colchón cómodo que se ajuste a nuestra espalda para tener una buena postura, así como una buena ventilación. Generalmente, tu posición al dormir es lo que determinará en gran medida las características de este: firmeza, materiales, etc. 

2. La almohada

La elección de la almohada es fundamental para garantizar un buen descanso. Y es que esta es la encargada de mantener el cuello y la cabeza alineados mientras duermes, lo que resulta imprescindible para prevenir posibles lesiones de espalda. La almohada debe adaptarse a tus preferencias, a tu posición para dormir y a tu colchón. Y en el caso de que duermas en pareja, lo ideal es que la almohada sea individual, para que cada persona elija la que más se ajuste a sus necesidades al dormir.

3. La iluminación

La luz juega un papel fundamental en el sueño. Debemos procurar crear una atmósfera tranquila que favorezca el descanso. Para ello, nada como utilizar una iluminación cálida en pequeños puntos de la habitación.

Lo ideal es que el dormitorio esté lo más oscuro posible para el momento de dormir. Por ello, unas persianas y cortinas opacas pueden marcar la diferencia al evitar la entrada de la luz natural o de las luces del exterior. Y si necesitas un extra, puedes optar por un antifaz. 

4. El ruido

En un mundo perfecto, el dormitorio sería un reducto de paz. Un lugar protegido sin molestos e intrusivos ruidos que perturben un buen sueño nocturno. Mantenerse aislado del ruido puede suponer un verdadero reto. Por suerte, algunos elementos decorativos, como las cortinas y las alfombras gruesas, ayudan a aislar el dormitorio y amortiguan las vibraciones para dormir mejor.

5. La temperatura

La temperatura es uno de los factores que influye directamente en la calidad del sueño y no siempre se le da la importancia necesaria. Mientras dormimos, el sueño REM es más sensible a alteraciones relacionadas con la temperatura que el sueño no REM, ya que el ser humano tiene una mínima capacidad de termorregulación durante esta fase. Se estima, por tanto, que la temperatura ideal para el dormitorio es de 18 - 21 °C. Por eso, es muy importante escoger bien el edredón y la ropa de cama

 

6. El aire

Mantener el hogar a salvo de la contaminación es muy importante. Y como pasamos mucho tiempo en la cama, este aspecto cobra mayor importancia, si cabe, en el entorno donde dormimos. Un ventilador, un purificador de aire o algunas plantas verdes (preferiblemente, aloe vera o cintas) pueden ser una buena solución.

También es importante asegurarse de que la humedad del aire no sea demasiado alta en la zona en la que dormimos. Un exceso de humedad evita que la humedad se evapore de nuestro cuerpo, haciéndonos sentir incómodamente acalorados y pegajosos.

7. El olor

Cuidar el olor del dormitorio influye positivamente en tu descanso. Deben ser olores suaves que te ayuden a crear una atmósfera relajante. Puedes recurrir a aceites esenciales como el de lavanda, que potencia el relax, colocando unas gotas directamente en la almohada o agregándolas a un difusor. Si el aceite esencial es demasiado para ti, prueba a prender algunas velas, que son mucho más suaves y además te ayudan a conseguir una iluminación tenue. Lo importante es que el espacio y el ambiente al completo incentiven tu descanso y desconexión.

 

8. Los colores

Los colores afectan a nuestra percepción. Por eso, los más relajantes para el dormitorio son el rosa, el violeta, el marrón, el azul, el verde, el gris y el blanco. Por el contrario, los menos adecuados para el descanso son el rojo, el amarillo, el naranja y el negro. Así que tenlo en cuenta a la hora de pintar tu habitación. Opta por tonos neutros y pastel y evita los colores saturados e intensos. 

9. El orden y la limpieza

El orden y la limpieza afectan directamente a nuestro bienestar emocional, incluso mientras dormimos. El ambiente que nos rodea debe convertirse en un entorno adecuado que favorezca la conciliación y el mantenimiento del sueño.

Procura que el dormitorio esté limpio y ordenado. Cuanto menos desorden haya, más probable será que duermas bien. Además, te sentirás mejor cuando te despiertes.

10. Los dispositivos 

Y por último, pero no por ello menos importante, hay que tener en cuenta el poder de la tecnología y cómo repercute en nuestro descanso.

Una de las recomendaciones es que evitemos tener dispositivos electrónicos como la TV o el ordenador en el dormitorio. Así reduciremos la ansiedad que produce sentirnos conectados.

Según las bases de la llamada higiene del sueño, debemos reducir los estímulos un tiempo prudencial antes de dormir, y eso incluye evitar la utilización de dispositivos, como el móvil u otras pantallas. El motivo reside principalmente en que la luz que estos proyectan impiden la producción de melatonina, la hormona por la que nuestro cuerpo tiene sueño y entiende que debe dormir. Así que, para dormir mejor, desconecta de todo. 


Consejos para dormir bien

Durante nuestra colaboración con la Sociedad Española del Sueño, quisimos ahondar en el descubrimiento de cuáles son las mejores condiciones para conseguir un sueño profundo y reparador. Para ello, contamos con la ayuda y experiencia del doctor Carlos Egea, jefe Unidad de Sueño de la OSI Araba. 

En el siguiente vídeo, nos desvela en 6 tips los mejores consejos para dormir bien. ¡No te lo pierdas!


5 buenos hábitos para descansar mejor

Además de toda esta lista para saber cómo dormir bien cada noche y cómo conseguir un dormitorio que favorezca tu descanso, no está de más que destaquemos algunos hábitos que también beneficiarán a tu calidad de sueño. ¡Vamos allá!

  1. Practica deporte: entre otros muchos beneficios, el ejercicio genera una sustancia química en el cerebro llamada adenosina. Esta benévola sustancia no solo hace que nos sintamos más cansados, sino que también nos proporciona un sueño más profundo. Además, el ejercicio libera unas hormonas, llamadas endorfinas, que hacen que nos sintamos más felices y contentos. Pero recuerda no hacer ejercicio justo antes de irte a la cama. Puede hacer que te pongas nervioso y te cueste trabajo quedarte dormido.
  2. Evita la cafeína o la teína: como ya sabemos, este tipo de estimulantes dificultan el sueño. Por eso, es mejor que los tomes por la mañana. Una sola taza de café por la tarde puede ser suficiente para que sea prácticamente imposible quedarse dormido.

  3. Nada de bebidas alcohólicas: el alcohol, por otra parte, relaja el cuerpo y ralentiza el sistema nervioso. Genial, ¿verdad? Pues no, porque tu cuerpo puede tener que pasar toda la noche lidiando con los efectos negativos del alcohol. Esto significa que, en lugar de tener una buena oportunidad para descansar, tiene que trabajar. Como el alcohol también relaja los músculos de la garganta, te hace más propenso a roncar.

  4. Nada de tabaco: se sabe que los fumadores tienen más dificultades para conciliar el sueño y permanecer dormidos. La nicotina del tabaco, de hecho, perjudica el cuerpo de muchas maneras y, al igual que el alcohol, también tiende a impedir que tu cuerpo se relaje totalmente y descanse al 100%.