Cómo enseñar a los niños el valor de la solidaridad desde casa
Con la crisis sanitaria del COVID-19, las dificultades de muchos hogares españoles han crecido de forma vertiginosa y brusca, provocando muchas más desigualdades sociales y económicas. Por eso, ahora más que nunca, cobra gran importancia educar en valores, en la solidaridad y la empatía, para ayudar a nuestros hijos e hijas a crear una sociedad y un futuro mejor. Además, en estos tiempos, los hogares se han convertido en espacios fundamentales para el aprendizaje y desarrollo de los más pequeños.
En IKEA creemos que todo el mundo merece tener acceso a un hogar seguro, auténtico y vivo y, por eso, una de nuestras iniciativas es Formando hogar, un programa con diferentes expertos para visibilizar, concienciar y ayudar a que cada hogar sea un refugio de bienestar emocional. Así, el primero de estos expertos ha sido Alberto Soler Sarrió, psicólogo especializado en crianza y asesoramiento a las familias, que en este vídeo nos da las claves para educar en empatía y solidaridad desde el hogar.
¡Esperamos os sea útil!

8 consejos para educar en solidaridad y empatía
Alberto Soler Sarrió tiene más de 12 años de trayectoria en psicoterapia y dedica buena parte de su tiempo a su consulta y a realizar conferencias sobre educación y crianza, aunque también compagina estas actividades con diferentes colaboraciones en espacios mediáticos y con su videoblog Píldoras de Psicología, en el que trata temas de crecimiento personal y la crianza de los hijos. Por estos motivos, creemos que es la persona idónea para ayudarnos a inculcar valores como el de la solidaridad desde la familia y el hogar.
Para resumir, a continuación, te dejamos todos los consejos que nos ha dado Soler (y alguno extra) para ayudarnos a inculcar esos valores solidarios desde casa.
1. Somos un modelo para nuestros hijos e hijas 24 horas al día. De esta forma, no solo aprenden cuando les damos una lección, sino que también absorben la información que les transmitimos aun sin pretender enseñarles nada concreto. Por eso, el experto nos recomienda que intentemos ser el reflejo de aquello que queremos conseguir en ellos. Muchas veces, nos centramos demasiado en corregir sus formas o actitudes y dejamos de lado las nuestras.
2. Ayúdales a reflexionar con situaciones cotidianas. La mejor forma de explicar a un niño o una niña qué significa la solidaridad es con ejemplos de nuestro día a día. Poner el foco sobre estas situaciones puede ayudarnos a tratar con ellos este tema y que sean conscientes de las distintas realidades que existen a su alrededor. Puedes utilizar preguntas para ponerse en el lugar de la otra persona. Por ejemplo: ¿Y tú cómo te sentirías en su lugar? ¿Cómo se puede sentir? ¿Qué necesitarías en esa situación? ¿Cómo te gustaría que actuaran tus amigos si te pasara a ti?
3. Los cuentos pueden ayudarles a aprender sobre solidaridad y empatía. Podemos aprovechar esos momentos con ellos para preguntarles sobre los conflictos, los sentimientos y las emociones de los personajes que forman parte de esos cuentos para que entiendan mejor el valor de ponerse en el lugar del otro.
4. Fomenta la ayuda antes que la competitividad. Vivimos en una sociedad marcada por la rivalidad continua, así que no está de más que en casa se premien e inciten los gestos de ayuda y solidaridad antes que la competencia. De esta forma verán al otro como un igual y no como un ‘competidor’.
5. Incentiva su pensamiento crítico. Deseamos que sean capaces de identificar las situaciones injustas y protesten contra ellas. Por ello, primero deben sentirse comprendidos, aceptados y escuchados en casa. Tienen que sentir que pueden pensar de manera diferente y que eso no va a ser penalizado.
6. Ellos aceptan la diversidad de manera natural, no les pongas trabas. Nuestros prejuicios no deberían entorpecer su desarrollo y la forma que tienen de socializar con el resto de las personas y sus compañeros o compañeras. Si nosotros no ponemos inconvenientes, después no tendremos que enseñarles nada sobre temas como, por ejemplo, la inclusión y la aceptación de la diversidad.
7. Invertir tiempo familiar en acciones solidarias. Como comenta Alberto Soler, nada como el ejemplo para educar en empatía. Podéis hacer juntos acciones como donar ropa, juguetes, colaborar con alguna ONG…Dependiendo de la edad de tus hijos y las posibilidades familiares, podéis elegir un modelo u otro.
8. Aceptar que nosotros también podemos aprender. Siempre nos centramos en enseñar, pero lo cierto es que los peques son tremendamente inteligentes y nos pueden dar grandes lecciones. Tan solo hay que dejarse llevar de vez en cuando y observar.
Nunca es tarde para ser empáticos
Para nuestro experto, lo mejor es empezar a desarrollar la empatía y la solidaridad lo antes posible. No obstante, ¡nunca es tarde!
Según Soler, siempre estamos a tiempo de ayudarles a desarrollar una actitud de preocupación y ayuda hacia los demás, incluso en la adolescencia. En palabras del especialista, “los adolescentes son personas muy solidarias, que no dudan en ayudar a sus compañeros y amigos cuando lo necesitan, o de implicarse en acciones que beneficien a otras personas. Ese impulso ya lo tienen. Si, además, les damos nuestro ejemplo y les mostramos realidades que requieren una acción, será más fácil obtener su colaboración”.
La familia es el primer contexto de socialización para hijos e hijas y les va a marcar para toda su vida, de ahí la importancia de nuestro modelo. Seamos lo que queremos que sean.»
Alberto Soler