ROCKÅN Albornoz, blanco, L/XL

Sara tiene experiencia como diseñadora de ropa, por lo que sabe de primera mano lo difícil que es crear algo que se ajuste a la mayoría de los tipos de cuerpo. El equipo de desarrollo pensó: ¿por qué no pedir ayuda a los trabajadores de la fábrica de nuestros proveedores? Sería una oportunidad para ver cómo utilizan los albornoces las personas y cómo se adaptan a todas las formas y tamaños que tenemos. "No sin cierta vergüenza y algunas risas, desfilaron por la fábrica y probaron diferentes prototipos. Algunos de ellos eran francos y expresaron sus opiniones, otros eran un poco tímidos", dice Sara.

Una de las primeras cosas que Sara y el equipo tenían que resolver era elegir el material a utilizar. Querían algo que se secara rápidamente y que tuviera un buen precio. Así que los modelos les ayudaron a reducir las opciones. "Algunos de ellos nos confesaron: 'Bueno, normalmente no llevamos mucha ropa debajo del albornoz'. Esto implicaba que teníamos que utilizar un material suave tipo toalla y evitar costuras que resultaran molestas. También pusimos la presilla para colgarlo en el exterior del albornoz, porque la comodidad es fundamental aunque vayas desnudo", dice Sara.

El equipo hizo un interesante descubrimiento sobre cómo se atan el albornoz los hombres y las mujeres. La mayoría de los hombres parece atar el cinturón debajo del estómago, mientras que muchas mujeres lo atan más arriba, debajo del busto. "Hemos añadido una presilla ajustable de un material en contraste que funciona bien independientemente de tus preferencias. Se trata de un detalle pequeño pero importante que aporta funcionalidad y le da al albornoz un aspecto único".

Otra cosa que supuso una revelación para el equipo fueron las manos de las personas. "Nos dimos cuenta de que algunos no sabían dónde ponerlas cuando el albornoz estaba atado y los bolsillos terminaban delante del estómago. Para resolverlo colocamos los bolsillos más hacia atrás y las aberturas en el lateral", dice Sara. Parece también que nos sentamos de cierta manera cuando nos relajamos en albornoz. "Algunos de los modelos decían: 'Vaya, quizá debería cruzar las piernas para no enseñar demasiado, ¿no?' Pero creemos que las personas deberían sentarse como quieran si se sienten cómodas. Como el ROCKÅN presenta un gran solapamiento y es más largo que un albornoz normal, es fácil tapar las piernas, así que no tienes que preocuparte por cosas como esa", afirma Sara.

Trabajar a pie de fábrica junto con los modelos no solo generó ideas, sino que también agilizó el desarrollo. "Hemos hecho muchas preguntas, pero también hemos recibido información directa limitándonos a observar cómo se movían los participantes cuando llevaban el albornoz. Cuando realizamos el desarrollo de esta manera, junto a individuos con necesidades diferentes, es más probable que podamos mejorar la vida diaria de las personas. Y, como en el caso del ROCKÅN, crear un albornoz en el que todo el barrio se sienta cómodo y que quede bien", afirma Sara.