La historia de Shadia
De activista a solicitante de asilo
Shadia se vio obligada a huir de Colombia, dejando atrás su trabajo como activista social y analista. Ahora, está redirigiendo su carrera profesional en Francia.


Pensaba que nadie podía ayudarme
En Colombia, de día trabajaba como analista de control de inventario para una multinacional y, de noche, era la mano derecha de mi padre en su lucha por la justicia. Además de eso, estudiaba un máster en Administración de Empresas.
Como abogado, mi padre pasó décadas defendiendo a víctimas de explotación infantil para actividades ilícitas, deforestación, extorsión, minería ilegal y narcotráfico. Las personas acudían a nosotros cuando no podían permitirse pagar a un abogado. Mi padre las ayudaba y, a veces, les proporcionaba un lugar seguro en el que vivir. Teníamos una casa grande en Colombia. Cuando se quedaban niños, yo intentaba ayudarles con los estudios. Así fue como conocí de cerca la injusticia. Al destapar actividades ilícitas, contábamos con mucha información sensible sobre corrupción y prácticas ilegales.
Tuve que salir de mi país por ser hija de mi padre. Durante meses, fui perseguida por sus enemigos, que acabaron siendo los míos. Me seguían constantemente porque querían silenciar las denuncias de mi padre. Lo sabían todo sobre mí. Sabían dónde trabajaba y tuve que dejar mi trabajo. Me mandaban mensajes intimidatorios advirtiéndome de que me estaban vigilando y de que mi vida estaba en peligro. Mi padre tenía que seguir haciendo su trabajo. Era demasiado importante. Yo sacrifiqué mi vida para que él pudiera continuar.
Una nueva vida al otro lado del charco
Dejar mi país fue duro porque fue durante la COVID y yo solo quería estar con mi familia. Todo el planeta estaba en casa y yo tenía que desplazarme. Pero no tenía otra opción. Nunca imaginé que viviría en Francia. Soñaba con ser profesora en mi país y ayudar a personas sin recursos para estudiar. Pero no fue así. Cuando llegué a Francia, no hablaba francés ni tenía familiares ni amigos. A decir verdad, no sabía nada sobre Francia. Estaba sola en todo esto. No fue fácil. Pensaba que nadie podía ayudarme. Pero los franceses se portaron muy bien conmigo y fueron muy amables.
Aunque el clima es más frío, la gente es cálida. No sabía qué iba a hacer con mi vida, pero estaba a salvo de momento. Eso era lo más importante.
«El trabajo te da una sensación de seguridad cuando llegas a otro país. Te sientes afortunada por tener la oportunidad de mostrar tus habilidades profesionales, interpersonales, técnicas, todo... Y eso está muy bien.»

Vuelta a estudiar
Lo que yo quería realmente era una oportunidad laboral. Para eso, tenía que aprender francés y volver a la universidad. Estaba claro que, si quería trabajar en una empresa, tenía que estudiar de nuevo. En mi currículum, tenía que demostrar que había estudiado en francés. En Francia, eso es muy importante. Tenía que estudiar todo de nuevo, pero esta vez en francés. Fue bastante difícil, pero terminé mi segundo máster y ya estaba preparada. En mi último año de francés, encontré trabajo en IKEA. La verdad es que los estudios me brindaron la oportunidad de encontrar una empresa que me gusta mucho por sus valores. Las personas que trabajan ahí son increíbles. El trabajo me ayudó a encontrar amigos y a sentirme parte de la sociedad. IKEA me ofreció un puesto de trabajo que me encanta. Es en la cadena de suministro. Estoy muy contenta y me siento como en casa.
El trabajo te da una sensación de seguridad cuando llegas a otro país. Te sientes afortunada por tener la oportunidad de mostrar tus habilidades profesionales, interpersonales, técnicas, todo... Y eso está muy bien.
Grandes sueños para el futuro
Ahora vivo en un estudio pequeño, pero quiero seguir trabajando y ganar suficiente dinero para vivir en una casa grande como la que tenía en Colombia. No solo para mí, sino también para amigos y familiares. La posibilidad de tener un espacio en el que hacer ejercicio y pasar tiempo con los invitados en mi jardín es muy importante. También me gustaría seguir ayudando a personas necesitadas. Ahora que he acabado el máster, me gustaría trabajar como voluntaria en actividades que fomenten la inclusión, la equidad y la igualdad.
Es muy importante que los refugiados tengan la oportunidad de trabajar y estudiar el idioma. Es importante que entiendan el siguiente paso que deben dar y puedan ganarse la vida.
Los refugiados somos personas. No queremos limosnas. Tener la oportunidad de trabajar, poner en práctica nuestras capacidades y participar lo es todo. Lo único que necesitamos es una oportunidad.