Paso a paso: un refrescante cambio de imagen en la recámara

Una nueva capa de pintura puede hacer maravillas, pero esta habitación demuestra que trabajar con el color de la pared que ya existe puede resultar igual de estupendo... ¡y además ahorras dinero! Piensa en la sensación que quieres que transmita tu recámara. Las paredes blancas de esta recámara la hacen sentir ligera y espaciosa: un santuario lleno de sol donde puedes despertarte sintiéndote renovado, o acurrucarte para un descanso vespertino con tu libro favorito.

Las cortinas son mucho más versátiles de lo que solemos creer: además de vestir las ventanas, pueden servir para añadir una capa de intimidad o incluso para crear zonas o habitaciones dentro de otras. En esta recámara, hacen ambas cosas: dividen la zona del clóset del resto de la habitación para crear una zona de vestidor oculta, a la vez que añaden una sensación de calma y suavidad al espacio.

Y aquí lo tenemos: el mueble más importante en el que invertir cuando se trata de dormir bien. ¿Debajo de una ventana? ¿Acurrucado en un rincón? Encontrar la ubicación perfecta para tu cama es una preferencia personal, así que tómate un tiempo para decidir qué es lo que mejor se adapta a ti y a tu espacio. En esta recámara más pequeña, la cama tapizada está colocada en una posición poco convencional: flotando en el centro de la habitación. De este modo, la comodidad se sitúa en el centro (literalmente), pero también deja espacio para el área del clóset que se encuentra detrás. Diga hola a una isla privada de magnífica relajación y descanso.

Ya sea un lugar para guardar los siete libros que estás leyendo simultáneamente, o un lugar para un vaso de agua para beber a sorbos por la noche, un buró siempre viene bien. Pero, ¿y si tienes poco espacio? La ligera mesa de bandeja utilizada aquí es fácil de mover cuando y donde se necesite, al igual que la flexible lámpara de piso colocada justo al lado.