De la República del Congo a Suiza: conoce a Esperance
Me llamo Esperance. Tengo 24 años y soy congolesa. Tengo un contrato de formación en IKEA y llevo viviendo en Suiza casi tres años.

Me considero una mujer luchadora. Sé que, si me esfuerzo, puedo alcanzar mis sueños: cantar, bailar y todo lo que me hace feliz. Y todo esto requiere sacrificio y valentía.
Al principio, trabajar en IKEA fue un poco difícil, pero poco a poco la situación fue mejorando. Aprendí mucho y conocí a muchas personas que me ayudaron a lo largo de mi recorrido. Ahora, sé cómo tratar a los clientes. También soy flexible y agradable, y me ofrezco a ayudar si me necesitan. También soy organizada.
Mi trabajo es importante porque me permite crecer. El trabajo te convierte en una persona de provecho para la sociedad. Para mí, esto es importante, ya que he tenido que luchar desde que era pequeña para sobrevivir. No quería depender de nadie, quería ser independiente. Y, si quieres ser independiente, tienes que encontrar trabajo.»
EsperanceAprendiz en IKEA
Por el momento, no echo mucho de menos a mi país. Sin embargo, al principio no era así. Extrañaba mucho mi país y pensaba muy a menudo en las personas que tengo allí. Fue algo muy duro. Cuando empiezas una nueva vida, no conoces a nadie y, además, tienes que aprender muchas cosas.
Y claro que tendrás que enfrentarte a diversos problemas, pero todo es más sencillo si cuentas con amigos que te ofrecen su ayuda cuando la necesitas. Ahora mismo estoy bien. Y cuando echo de menos mi país, me pongo a bailar. Esa es mi forma de lidiar con los problemas.
¿Mi talento secreto? Soy muy divertida y no sé si lo saben muchas personas. Mis amigos y las personas cercanas a mí saben que me gusta gastar bromas y crear buen ambiente. También me gusta bailar y cantar, sobre todo canciones religiosas. De hecho, soy una persona muy religiosa.
Mi sueño en un futuro es aprender alemán y hablarlo muy bien. También quiero acabar mis prácticas. Después de eso, quiero encontrar un buen trabajo. Y, poco a poco, todo irá encajando en su sitio.
Los refugiados son personas. El hecho de que sean refugiados no depende de ellos, sino del destino. Son personas que merecen amor y que tienen sueños. Son muchas las personas que no pueden quedarse en sus países, pero fueron felices allí y tenían una vida. En Europa, su situación no es tan sencilla.»
EsperanceAprendiz en IKEA
Los refugiados merecen que se les respete y que se reconozca que son personas normales, como todo el mundo.
Me gustaría animar a las personas que viven una situación similar a la mía, es decir, a los refugiados, a que crean en el futuro. El futuro siempre nos trae cosas buenas y nunca sabremos lo que nos deparará la vida. Tenemos que creer en el futuro.